Acerca de la Música Experimental
Yo creo que la noción de música experimental ha ido variando año con año. Ahora música experimental es algo muy diferente a lo que fue hace 10 o 20 años, aquí en México en particular, cuando muchos comenzamos tratando de abrir un espacio en donde se privilegiaba la experimentación, la obra abierta, el proceso, las nuevas estrategias de presentación, nueva herramientas, nuevas formas. Siento que ahora, hasta cierto punto, después de todo este tiempo en que muchos promotores y muchos artistas hemos estado empujando estas formas expresivas, quizás ahora la música experimental es tan amplia que tampoco quiere decir gran cosa o encasilla cualquier cosa. Es muy interesante, cualquier cosa que suena rara decimos es experimental, casi en sentido peyorativo. De repente, siento que hablar de música experimental no quiere decir gran cosa.
Muchos músicos que nos etiquetamos o nos etiquetan como experimentales, tenemos una reiteración estratégica o formal o fórmulas para hacer nuestra música que desvirtuan quizás la cuestión de la noción más pura de experimental que implicaría búsqueda constante, estar cambiando o la exploración de varios terrenos. Ahora la música experimental habla simplemente de un proceso, de un estado estético, casi medio politico o social, en donde simplemente se privilegia por lo general la improvisación, se privilegia la hibridación de ciertas cosas y la búsqueda. Una actitud en donde no nos conformamos con los estándares tradicionales musicales, trabajar con melodía, armonía y ritmo, pero de una manera muy amplia. De repente también puede ser experimental de algo tradicional, en ese sentido. Yo considero la música experimental más bien como una especie de postura filosófica, no necesariamente un género musical.
Creo que quien diga esto es experimental y esto no, también puede entrar en un debate muy amplio. Más que nada a mí me gusta pensar en que estas músicas experimentales privilegian la creatividad, la autenticidad y la inconformidad al stablishment comercial, mercantil, genérico, estereotipado que está implícito en muchas músicas que existen actualmente. Es esta actitud un poco rebelde de cuestionamiento hacia lo establecido, creo que es lo ahora en particular pudiera calificar como una actitud experimental, más allá de un género. No siento que la experimentación, dos décadas después de que empezó este siglo sea lo mismo que fue hace 20 años. Creo que estamos en una cuestión de mucha apertura, mucha pluralidad y en donde es. Lo más importante de estas música es su alto nivel creativo cuando son buenas.
La escena experimental latinoamericana
Se ha evidenciado la falta de vasos comunicantes en los países que componen América Latina en donde lo que sucede en Chile no necesariamente tiene tanta repercusión. Habemos gente que hemos viajado y hemos traído gente de América Latina quizás no con los apoyos evidentemente que nos hubieran gustado, no con la periodicidad que nos hubiera gustado. Siento que sigue existiendo, es un continente enorme y por más que nos una culturalmente mucho, la lengua evidentemente, creo que por un lado no tenemos el flujo necesario de comunicación, de colaboración como para generar cuando menos en este tipo de música, esas redes que son importantes y por otro lado también en América Latina hay países en condiciones socio económicas muy diferentes, la escena de México con la escena de Ecuador, por decir una cosa, es muy diferente. No digo que Ecuador no tenga una escena, tiene cosas muy interesantes en otros aspectos. Pero qué sucede en Bolivia, con respecto a lo que sucede en Argentina, es muy diferente también. Brasil es una potencia cultural fuerte, con otro tipo de apoyos como México, son potencias, pero El Salvador no. Es difícil en ese sentido hablar de América Latina, cada país sí tiene una demarcación bastante constreñida en ese sentido. Siento que hay países que sí tienen mayor colaboración por zonas geográficas, como por ejemplo Colombia y Perú o Argentina y Chile, son países que por su cercanía, tienen mayor flujo en ese sentido de intercomunicación.
Pero hay una condición de la que se podría hablar muchísimo al respecto, nuestra condición postcolonial evidentemente en nuestra postura reacción y sobre todo últimamente hacia el eurocentrismo, hacia Estados Unidos, en fin. Creo que sí ha habido un cambio interesante en términos de cómo crecimos nosotros, la generación particular de los que nacimos en los años setenta y antes, en torno a como nuestra formación está muy basada en Europa y Estados Unidos, y cómo hemos ido marcando una cierta distancia digamos en términos de actividad, en términos de educación, en términos de voltear a ver jerárquicamente.
En los últimos 10 años, sí he marcado una distancia en lo personal en torno a mi práctica artística. Durante mucho tiempo mi intención era tener la mayor actividad posible fuera de México, por esta cuestión generacional en la que se triunfa afuera es más importante que tirunfar aquí y yo dejé de hacer eso tanto en términos de promoción, que para mí era importante sentar las bases en donde la gente importante a nivel mundial pudiera ser vista por la gente de aquí, para después justamente poder tener una visión de conocemos lo que está afuera, hagamos lo que tenemos adentro.
Ahí es donde está el festival Aural en ese sentido. Yo creo que ya como artista he priorizado que mi labor se geste aquí y evolucione aquí. En lo personal me empezó a aburrir la idea de ir a otra ciudad europea y presentar para el mismo tipo y cantidad de gente mi obra, en donde empecé a dejar de sentir correspondencias, vínculos de retroalimentación. Creo que sí he centrado mi trabajo en el país. Aural responde a eso. Cuando fui director de Radar, que fue el proyecto anterior que dirigí como Aural, si tenía la idea de mostrar cuestiones muy relevantes que me parecían importantes para hacer disfrutadas, experienciadas por el público mexicano que no tienen la capacidad de ir a un festival en Estados Unidos o en Europa que es la gran mayoría. Entonces el festival nace como una respuesta a cuestiones que yo consideraba importantes o esenciales para la formación de un público. Radar lo dirigí desde 2007, estamos hablando de casi 15 años en donde yo he estado tratando de impulsar este tipo de manifestaciones, de divulgarlas. Ahora yo siento que mi labor como promotor en ese sentido ya terminó. Lo sigo haciendo, el año pasado hice una versión muy pequeña del festival, no siento que los festivales como lo eran hace 10 o 15 años sean lo mismo que son ahora. Tanto los apoyos institucionales han disminuido, la política cultural ha privilegiado otro tipo de cuestiones. Ahora hay otro cambio que parece que nos va a afectar incluso un poco más a todas estas manifestaciones artísticas alternativas, que no son oficiales ni muy populares. Subsistir va a ser complicado por como se está pintando el panorama de política cultural de este gobierno. Y realmente yo siento que ya hice lo que tenía que hacer, tengo otros intereses de promoción, me interesa ahorita mucho más la cuestión de generar colaboraciones y situaciones para colaborar, para que artistas de afuera y nacionales colaboren.
La idea de este espectáculo o festividad que trae gente y toca, me empezó a dejar una sensación de vacuidad; tanto esfuerzo para concentrar todo en una noche en donde llega el artista se presenta y todo el mundo está en éxtasis y aplaude, grita y el artista agarra, toca y se va. Eso fue importante varios años, pero ahora no lo siento tan relevante. Además que hay muchas iniciativas privadas que tienen otra manera de hacerlo, no me gustan, ni se relacionan con la idea de festival que yo tengo. Acabo de estar en el Ceremonia, un despliegue carnavalezco, de kermés impresionante muy bien organizado, es por ahí donde van las cosas y es lo que están consumiendo las nuevas generaciones. El tipo de festival que yo hacía con públicos muy acotados, con una curaduría de espacios, con el tiempo muy repartido, todo sucede no en un solo día con cuatro escenarios en un mismo espacio, sino durante diez días en diez sedes diferentes, son cuestiones que ya no son viables y que ya lo hicimos, ya existió, ahora creo que tocan otro tipo de iniciativas para quienes hemos estado abriendo estas brecha y eso es Aural. Yo creo que ya no haré Aural este año, si hacemos algo será desde otra naturaleza. Ya la idea de hacer festival de esta forma tradicional creo que cuando menos en este tipo de músicas no le veo mucho sentido. Hay muchas iniciativas independientes, pequeñas, autogestivas, de bajo presupuesto, creo que son las que van a tomar ese rol que era el que tomábamos antes nosotros como promotores de cosas muy grandes.
Recomendando otros curadores y festivales
He trabajado con gente como Luis Alvarado de Perú, quien me invitó a quien he querido volver a traer a curar, pero es muy difícil. Yo entré en contacto con gente de América Latina relativamente tarde porque yo estudié en Europa, estaba mucho más vinculado con las capitales del mundo Europa, Estados Unido y Asia, pero no con América Latina. Yo creo que fue una cuestión que me llegó tarde por algo personal y hay gente como promotores en América Latina con los que hemos estado en contacto pero no he logrado mucho, con este tipo de música. Nrmal lo ha hecho muy bien, ha hecho una labor importante en ese sentido, Poncho se ha acercado de una manera muy consciente con Luis y con promotores de Brasil, de Chile y Argentica. Yo básicamente he estado en contacto con gente de festivales en los que hemos tratado de intercambiar, he trabajado mucho con Jorge Haro en Argentina, con los chicos de Tsonami en Valparaíso, en Chile. En Perú también. Por ahí en Colombia, también hay un par de contactos.
Aquí la cuestión es eso de repente tienes esos contactos, pero tienes a la embajada de Francia a la que les pides un boleto y te dan cuatro boletos de avión y no te puedes acercar a la embajada de Argentina, porque no tienen dinero. Se vuelve muy difícil. Lo más caro que hay en un festival mexicano es traer una banda Argentina, nadie los conoce, nadie los ve, nadie los apoya. Se vuelve muy difícil ese tipo de invitaciones al final de cuenta. Siempre trato de tener una presencia de América Latina en mis festivales, siempre la hay, pero muchas veces en circunstancias que son donde casi los artistas están siempre apoyando para poder pagar de su bolso un poco para poder venir, porque sino las cuentas no salen. Imagínate, cuatro boletos de avión de Argentina, un honarios, tres noches de hotel, viáticos es un dineral, para una banda que la gente no va a ir a ver. A mí me pasa igual como artista, uno tiene que colaborar de otra forma para poder sacar esto.
Creo que aquí en América Latina estas redes son indispensables, no se han logrado de la mejor manera, incluso con las mejores intenciones, para este tipo de música. Para otras música es más fácil, cuando hay gente que paga un boleto de más de doscientos pesos, cuando hay más de mil personas que pagan doscientos pesos es más fácil. Cuando son cien pelados que no pueden pagar ni cincuenta estamos jodidos. Desgraciadamente también es parte de nuestra estética, de abordar este tipo de música. Habrá que quizás pensar en otro tipo de estrategias o soluciones. Es una pregunta complicada, cómo se puede resolver eso, si se tiene que resolver y al final de cuentas son procesos que viven las músicas y a los cuales uno tiene que estar atento como para poder ver si hay mucha necedad también y cambian un poco la estrategia en algún nivel para poder solucionarlo. Pero pues aquí estamos muchos.
Creo que México es muy interesante en ese sentido, México tiene un chorro de actividad en términos de Música Experimental y de alguna otra forma como podemos nos las arreglamos para que la gente venga y toque, ahí está por ejemplo Umbral, Aural haciendo también cosas, está Volta con Juanjo Rivas, está el Nicho con Erna Mur, están los museos Ex Teresa, Alameda que realmente no sueltan un poco de presupuesto para hacer cosas. Aquí sí hay mucha comunicación en términos de podernos apoyar para hacer las cosas que necesitamos. Quién sabe cómo funcione en Perú o cómo se apoyan, pero lo que siento es que estas comunidades no tienen todavía la sinergia necesaria como para poder funcionar juntas como colectivo latinoamericano. Estamos muy separados yo creo.
Sugerencias para las comunidades digitales
Yo he sido muy malo para generar comunidad. Existía myspace, que de hecho les acaban de borrar todos sus files. En algún rato myspace era una comunidad de músicos, gente que hacía música, compartías cosas y había como un espacio para chatear, antes de que existiera Facebook. Anunciabas tus conciertos. Creo que son muchas cuestiones, hay una cuestión de difusión que es importante, o sea, cómo se difunde el trabajo de artistas emergentes o artistas experimentales cuando no forman parte de un sistema o una infraestructura mercantil que requiera de dinero para publicitar cosas o cuando los públicos son muy reducidos.
Siento que sería importante bases de datos accesibles a todos, con el tipo de música experimental, que es muy amplia en ese sentido. Un mismo artista puede estar en muchas divisiones, muchas estéticas, subgéneros experimentales. Una base de datos de promotores, con contactos. He estado en bases de datos de promotores y luego también es una friega, porque de repente tienes un montón de gente que te escribe queriendo venir al festival y es gente que envía el mismo correo a ochenta promotores y ni si quiera es música que tiene que ver con tu festival. O sea, es muy delicado en ese sentido. Alguien me invitó a una cosa que se llama Behome, que es una especie de Arbnb, pero sólo puedes entrar como por invitación y es intercambios de casas. Está padre, porque ya de entrada se filtra y no es cualquier persona que entra. Es muy delicado pues vas a dejar a alguien entrar a tu casa y con todas las mismas reglas de comunidad de puntuación, de comentarios. Una cuestión así puede ser, hacer ese mismo modelo de comunidad. En Arbnb hay una cuestión monetaria y Behome no se cobra nada, simplemente si tiene como un perfil donde dice “casas de gente creativa”. Una comunidad así, donde haya un poquito más de contención de quién entra, que no es una cuestión totalmente abierta, para intercambio de información de música de tracks, para que se vuelva contenido.
Que se vayan creando comunidades orgánicas no masivas, ese es un punto importante, yo creo. Donde puedas tener acceso, donde puedas hablar con promotores, ver perfiles de festivales y cuáles son los festivales más parecidos al mío en América Latina, no tengo la menor idea, me encantaría saber cuáles son y estar en un chat colectivo con ellos, así yo puedo saber en qué fechas puedo hacer mi festival y tú cuándo y así hacemos una gira de un artista que baja de Estados Unidos, podemos irlo bajando. Sería increíble poder coordinar en ese sentido. No sólo en América Latina, aquí en México también, poder publicar las fechas en que vas a hacer tus cosas para no estar cruzándote ahí, todo el mundo anuncia y tenemos un evento para el mismo día y el mismo público, eso es algo que pasa muchísimo. Tener un calendario colectivo.
El proyecto que voy a hacer ahorita, no tengo ni la menor idea de cómo lo voy a hacer, de dónde voy a sacar el dinero, pero justamente es un proyecto de residencias, generar espacios ideales para la creación, en donde puedan gente de afuera y gente local colaborar. Traer gente del interior de la república a la capital o juntar gente en otro lado, de todos lados, tanto de México como del mundo, para generar colaboraciones, hacer una grabación o presentaciones en vivo, cuestiones colaborativas para la comunidad que es lo que me interesa ahorita. Es lo que Aural se volvería en las residencias. No tengo ni idea de cómo lo lograré, pero por ahí generar cuestiones más dirigidas para los artistas, un lugar donde también haya becas, se anuncien residencias, un espacio completo con todo el kit ahí.
Existen esas comunidades, pero para artes visuales, están mucho mejor organizados en ese sentido Residency unlimited por ejemplo, como bases de datos y mandan mails con las residencias que están ahí cada mes y los deadlines. Cuestiones así, que engloben las actividades y los eventos que hay. También un espacio donde haya critica, que es muy delicado, tampoco que cualquiera se ponga a escribir cualquier cosa. Sino como un poll de críticos que puedan estar escribiendo. Es delicado también, pues pueden haber críticas malas. Es un espacio de crítica constructiva. Podría ser un grupo de Facebook a final de cuentas, la cuestión es cómo se lleva ese grupo de Facebook. Está bien tener algo que englobe todo esto, puede ser un portal y con grupos de Facebook dentro del portal. No sentiría yo que hiciera falta una aplicación nueva, sino más bien una coordinación en un portal donde estuviera todo el contenido, donde hubiera una suscripción, donde manifiestas tu voluntad como de entrada.
Para comentar debe estar registrado.