Por: Emilia Bahamonde
¿Qué pasa cuando combinas electrofolk, darkwave, shoegaze y electrónica? El resultado será una de las noches más mágicas de mi vida. Maquiladora Estudio fue el lugar perfecto para llevar a cabo la primera Fiesta Musexplat. El altar decorado por el día de los muertos en la parte trasera del escenario, combinaba de forma majestuosa con la ocasión. El hall de Maquiladora con su techo alto, permitió que el sonido nunca excediera los límites permitidos, haciendo del momento, una experiencia musical innolvidablemente íntima.
El primer turno de la noche fue para el proyecto musical boliviano Timpana, mentalizado por la artista interdisciplinar Alejandra Lanza, quien nos deleitó con su preciosa voz de amplio registro sonoro. Su delicado performance Gwandena fue acompañado por las interpretaciones prolíficas del mexicano Víctor Silva, quien fue invitado a tocar el charango y el boliviano Simón Peña “Chuntu” en la electrónica, percusión adicional y voces. Este último, además, es responsable de la co-producción musical de Timpana, cuya música es una mezcla admirable de folklor, electrónica y poesía sonora; llevándonos del baile a la introspección. Aunque supimos que su show estaba incompleto, puesto que no hubo proyección de visuales, quedamos todos embrujados por la gran calidad de esta propuesta innovadora.
En segundo lugar, tuvimos la suerte de escuchar y ver al grupo peruano de darkwave Blue Velvet, un dúo conformado por Noelia Cabrera en voces y Antonio Ballester en sintetizadores y programación. Vestidos de calaveras, fueron la puesta de escena ideal para una noche de brujas. Su música es oscura y atrevida. Noelia tiene una voz poderosa y sensual, que nos mueve entre distintos ambientes a través de la utilización de un pedal de delay y en ocasiones, un megáfono. Antonio, por su parte, ha seleccionado coherentemente beats poderosos y ambientes musicales oscuros que nos trasladan a una pista de baile misteriosa. Todos estos elementos provocaban como menos que nuestro cuerpo se sobrecogiera y conjuntamente con la voz provocadora de Noelia, nos quedamos con ganas de escuchar más.
El frente nacional estaba orgullosamente representado por Fryturama. Aunque al inicio tuvieron un pequeño problema con la corriente eléctrica, demostraron que un dúo de músicos talentosos puede superar cualquier adversidad. Fryturama está conformado por Fryda Magaña en voces y Arturo Tranquilino en guitarras y sintetizadores. A pesar de ser sólo dos, nos brindaron el momento más ruidoso y envolvente de la noche. Recibimos una verdadera cátedra del The Wall of Sound de Phil Spector. La dulce y etérea voz de Fryda, afinada de principio a fin, era acompañada por el manejo impecable de la guitarra de Arturo, amalgamando de manera intachable reverberación, delay y distorsiones. Cabe mencionar, que el rear de Arturo, programaba secuencias y ritmos, prescindiendo del uso del ordenar, algo difícil de ver hoy en día.
La noche la cerraron los chilenos Pop Matrix e Il Sentimento. Antes de comenzar con su selección musical, dedicaron su show a todas las pérdidas humanitarias sufridas en estos días por la crisis social y política en el hermano país del Sur. Ellos nos mantuvieron bailando de principio a fin con un set musical enérgico que incluía italo-disco, dark wave, industrial y rock latino. Bien dicen que el tiempo es relativo, pues tal era nuestro disfrute que sin darnos cuenta ya eran más de las 2 am y el local tenía que cerrar. Las luces se iban prendiendo una a una y el público no se despegaba de la pista de baile. Finalmente, nos despedimos de esta noche ecléctica con la promesa de volvernos a encontrar en un futuro, probablemente en otra latitud, pero eso sí, agradecidas y agradecidos de ser habitantes de este territorio fascinantemente rico, de nuestra Patria Grande a la que llamamos Latinoamérica.
Fotografía: Adriana Mendieta