Por: Susan Campos Fonseca
Escribo estas notas con la escucha ardiente de quien lleva muchos tiempo siguiendo el trabajo de una compositora “sui generis”, Paula Shocron. Su trabajo salvaje retuerce las extremidades de la música experimental que se hace, piensa y devora desde América Latina. Su música se desborda por los canales de un mundo en llamas. Y lo digo así, porque vivimos tiempos donde todo se quema, y el quemarse mismo, el agotamiento de arder sin terminar de consumirnos, parece ser nuestra condición.
Los tiempos de apocalipsis renovadas son tiempos de sónicas resistencias, así es Magma (Nendo Dango Records, 2019) de Ada Rave – sax tenor sax & objetos, Cecilia Quinteros – cello, y Paula Shocron – piano y objetos. En sus notas al álbum, Lotte Anker nos remite a una “Space Odyssey”, y no puedo dejar de pensar en aquella película, en aquella máquina I.A. enferma de humanidad, y en aquel cuento de postguerra, “The Sentinel” de Arthur C. Clarke, escrito en 1948, y publicado en 1951 como “Sentinel of Eternity”, previo a un “pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”, que tanto celebró la campaña aeroespacial que hoy se oxida con nuestros sueños de supervivencia y eternidad.
Escucho Magma y la furia de tres artistas extraordinarias materializa sonoramente la caosmosis de nuestro tiempo, salpicado por estrellas que vislumbramos con nuestra tecnología obsolescente, condenada a convertirse en basura espacial, en océanos ahogados por islas de plástico, en especies y ecosistemas que continúan extinguiéndose, aniquilados por una humanidad y su empresa planetaria-neoliberal, que se proclaman la medida del mundo.
La música ha sido utilizada para demostrar nuestra “superioridad” sobre otras especies, para justificar nuestra “inteligencia superior”, pero la película 2001: A Space Odyssey (1968), al igual que la novela Solaris (1961) de Stanislaw Lem, señalan en una dirección diferente. Lo que sucede en Magma me hace pensar en esa dirección. La experimentación sonora acumulada por la práctica, revela entre Ada Rave, Cecilia Quinteros y Paula Shocron, una conversación distinta, y me pregunto: ¿qué se dicen?, ¿a qué fuerzas convocan?, ¿qué banquete siniestro digieren? Su improvisación es una revelación de oxidación, un pensamiento complejo donde las intérpretes/creadoras exploran la materia oscura, el magma, el “compost”, como diría Donna J. Haraway. Magna es música de hijas del compost.
Fecha de lanzamiento: 10 de Diciembre 2019
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