
Talía Vega León es directora, curadora y co-fundadora de Radical Sounds Latin America, una plataforma en línea y festival anual que explora música latinoamericana nueva e innovadora. Su objetivo es crear un espacio que celebre la pluralidad, el intercambio, la colaboración, la experimentación y la investigación mientras aborda temas de identidad, colonialismo y migración a través de la música. Hace meses dialogamos con ella, sobre su trabajo en esta plataforma y el panorama de la gestión luego de la pandemia.
Háblanos acerca de tu trayectoria y cómo te mudaste de Perú a Alemania.
Soy Gestora Cultural con alrededor de diez años de experiencia en las industrias creativas y culturales trabajando para gobiernos locales en Perú, así como para instituciones culturales, festivales y plataformas alternativas.
Antes de mudarme a Berlín, trabajé para la Municipalidad Metropolitana de Lima y la Municipalidad de San Isidro enfocándome en cultura en el espacio público. Voy a resaltar mi trabajo para la Municipalidad de San Isidro y en específico el Festival Cultura Libre porque siento que es un proyecto que me motivó a seguir explorando el fortalecimiento de la ciudadanía y la cohesión social y a través del arte, la música y la multiculturalidad.
Del 2015 al 2018, trabajé como coordinadora del programa Cultura Libre de la MSI. Cultura Libre fue un programa que buscó revalorizar y reactivar los espacios públicos del distrito a través de prácticas artísticas con el objetivo de generar ciudadanía, fomentar la inclusión social e incentivar el diálogo acerca de los derechos ciudadanos.
Bajo la tutela del entonces Alcalde Manuel Velarde y la Gerenta de Cultura Soledad Cunliffe, conceptualicé el Festival Cultura Libre. El FCL fue concebido como el primer festival de música internacional realizado en un espacio público con ingreso gratuito organizado por un gobierno local. Estuve a cargo de la dirección y curaduría del FCL durante sus 4 ediciones y el grupo humano que formó parte del equipo del festival eran todxs profesionales de la música en Lima. Músicos, artistas, gestores, productores, diseñadores, comunicadores, técnicos etc… increíblemente talentosos que habían/han estado trabajando durante años en impulsar la escena underground e independiente de la ciudad y el resto del país. Fueron 4 años mágicos, potentes e inspiradores donde aprendimos mucho y logramos cosas increíbles nunca antes vistas en nuestra ciudad. Lamentablemente, al terminar la gestión, el festival desapareció y yo tomé la decisión de irme a Alemania en busca de nuevos retos y aprendizajes.
Irme a Alemania fue una decisión un tanto impulsiva. No llegué con trabajo fijo o con un plan muy definido, lo único que sabía es que quería hacer un festival de música latinoamericana. Luego de estar solo dos semanas en Alemania, me junté con Alejandra Cárdenas, Ale Hop quien me había impulsado y apoyado con la mudanza a Berlín. Ale es una artista, investigadora e instrumentista peruana que reside en Berlín hace varios años. Nos conocíamos en Lima y yo siempre admire muchísimo su trabajo. Luego de un par de reuniones, nació Radical Sounds Latin America, y al muy poco tiempo postulamos a unos fondos del gobierno alemán y ganamos. Eso me hizo pensar que había tomado la decisión correcta de salir de mi país y empezar de nuevo.
¿Es decir que el festival recibe fondos del gobierno Alemán?
Sí, en sus cuatro ediciones (2019-2022). El proyecto nació primero por nuestro interés en conectar con otrxs artistas latinoamericanxs que residen en Berlín y dialogar sobre nuestras experiencias como migrantes. Esas conversaciones nos motivaron a cuestionar/debatir estereotipos de lo “latinoamericano.” ¿Qué es la música latinoamericana? No existe una respuesta concreta y sentimos que eso es lo que debemos celebrar y explorar.
Viniendo de Lima, fue sorprendente ver la cantidad de apoyo y fondos que hay en Berlín para las personas trabajando en el sector cultural. Aún hay trabajo por hacer por supuesto, el apoyo económico no siempre llega a lxs que más lo necesitan y siento también que en general el proceso de postulación podría ser más accesible, pero Alemania es un país donde existen políticas públicas culturales que reflejan el arte como una herramienta potente para el desarrollo de una sociedad. Mi experiencia en Lima fue distinta, incluso trabajando en el sector público, siempre había obstáculos, era una constante lucha, no solamente para implementar políticas publicas culturales trascendentales, pero para que se mantengan pasando los cinco años de gestión. Celebro a mis colegas en Perú que siguen trabajando e impulsando el sector cultural, ya sea en el ámbito público, privado, independiente o alternativo porque definitivamente no es una tarea fácil. Debo resaltar el trabajo de aquellos que gestionan plataformas alternativas. A pesar de tener todo en su contra es donde uno ve y experimenta las propuestas más interesantes.
¿Cómo es su trato con los artistas que participan en cada edición y cómo más se financian, aparte de los fondos del gobierno?
Para nosotras es sumamente importante que los artistas estén felices, comodxs y se sientan respetados. Una remuneración justa al artista es prioridad.
El tema del financiamiento es difícil. Primero porque es un festival sin fines de lucro y porque el festival cumplió su segundo año cuando arrancó la pandemia, donde tuvimos que reestructurar muchas cosas y aprender en el camino. Desde el 2020 hemos tenido suerte que pudimos seguir con el festival, sin embargo, nos vimos forzadas en reducir la cantidad de asistentes. Hubo menos ingresos por esa razón y lamentablemente, los costos no disminuyeron. Aunque el festival recibe fondos del gobierno, hay una parte del presupuesto que debemos de cubrir nosotras. Por otro lado, siempre estamos en busca de más alianzas, fondos, apoyos y patrocinios. Quizás esa es la parte menos divertida de organizar un festival porque genera muchísimo estrés e incertidumbre.
¿En tu caso personal, vives exclusivamente de la gestión?
Desde que llegué a Berlín, he estado trabajando en gestión cultural, producción de eventos y curaduría. Para mí, la pandemia fue muy difícil. Es importante decir esto en voz alta porque muchas veces (gracias a las redes) solo vemos triunfos y logros y esto genera mucho miedo e inseguridad. Lo positivo es que se está hablando cada vez más sobre la salud mental en la industria, incluso se le está dando un espacio en la programación de eventos culturales y festivales, así como en revistas y plataformas dedicadas a la música.
Para finalizar, ¿qué opinas de la migración de propuestas hacia el mundo digital, producto de la pandemia?
Personalmente, nada reemplaza la experiencia “offline,” experimentar la música en vivo y en directo y bailar rodeada de otros cuerpos. Por otro lado, por ejemplo, en Latinoamérica y en el caribe y escaso acceso al mundo digital. Por otro lado, también puedes encontrar muchos beneficios en esta migración hacia lo digital. Por ejemplo, hay personas que prefieren limitar su contacto con otras, que no les es tan accesible ir a ciertos lugares, que viven en países donde sus músicos favoritos van a demorar en llegar y ahora pueden verles online. Hay gente que se siente más cómoda comunicándose a través de una computadora o prefieren desarrollar su obra en la intersección del arte y la tecnología. Se forman comunidades y redes de apoyo increíbles online y eso tambien hay que celebrarlo.
Estos últimos dos años fue muy interesante hacer del festival como una experiencia hibrida. Me encantó ver como gente de todas partes del mundo se interesaba y se conectaban para ver un festival de música latinoamericana en Berlín. Hemos hecho amigxs nuevos, hemos descubierto música nueva y propuestas increíbles y han surgido colaboraciones muy bonitas gracias a esto.
Dicho esto todo esto, creo que es importante seguir construyendo espacios más accesibles offline, que sean más seguros e inclusivos. Aquí también hay muchísimo trabajo por hacer y mucho por cuestionarse.
En general para lxs gestores es un proceso de auto-evaluación y auto-critica constante. La humildad y la apertura es fundamental a la hora de construir espacios culturales. Yo sigo aprendiendo todos los días y me he equivocado más de una vez, pero intento siempre crear desde el amor y el respeto y mantener la misma curiosidad que me llevó a trabajar en la música hace varios años atrás.