
Ilustración del EP Odisea por Cris Pimienta
Cuando la experimentación se solidifica en el crisol de una grabación, los elementos sonoros heterogéneos cambian de estado y se transforman produciendo oro sonoro y la inmortalidad fantaseada.
Como buenos alquimistas del sonido, Carlos Cabrera y Eduardo Hernández transforman secuencias, melodías, grooves, y ritmos desde el imaginario del viaje espacial con alusiones a un soundtrack de ciencia ficción.
Desde el sello chileno Casa Robot, el dúo mexicano nos regala un EP con 4 tracks al hilo donde la imaginación se puede desatar al escucharlo. Los diez años de emprender el viaje en conjunto son la receta que le dan al EP Odisea de Los Insólitos una solidez de ejecución en donde ‘Año cero’ es la introducción a la caminata espacial necesaria para recolectar los elementos musicales necesarios para la transmutación alquímica, con el sonido virando hacia todas las direcciones para aterrizar en ‘Estrellas’, la cual arranca con un groove pegajoso y bailable que raya entre la electrónica pop y el post-punk. Aquí empezamos a notar las diferentes capas musicales con las que juegan Los Insólitos.
Hacia el final de los 4 minutos de ‘Estrellas, el espacio sonoro se agranda y detiene de golpe cuando comienza ‘Silencio y Luz’ con una melodía en ostinato y beats potentes que te transforman en una máquina que baila sin parar al ritmo de la secuencia musical y generas el suficiente fuego para trocar los elementos en la mezcla y fundirla en el crisol.
‘Regreso a casa’ es el track introspectivo que va de menos a más intensidad para regresar al silencio primordial que es resultado exitoso de la mezcla de ingredientes y su transformación tecnológica.