
Desde Chile, Sello Modular y Sello Rata Sorda Rec nos traen en esta ocasión un álbum interpretado por la violinista chilena Graciela Muñoz, quien interpreta piezas de una compositora y 5 compositores contemporáneos. El conjunto de piezas son destinos o puntos de referencia donde empieza el cosmos y termina una transformación elemental.
El disco empieza con ‘Granos de maíz’ de Fernando García, con una atmósfera al mismo tiempo juguetona y efímera, con solemnidad y atrevimiento. Pareciera que este maíz desgranado es la semilla de la creación latinoamericana. El inicio de las leyendas del origen del ser humano en América latina está aquí y hasta el final del álbum.
Con un pizzicato que recuerda a la lluvia comienza ‘Lamar’ del también chileno César Bernal. Este track nos arrastra por la playa donde las olas de los sentimientos chocan con las frecuencias agudas que parecieran insuflar en nuestros oídos la triste melodía del despertar a la vida después de haber sido creados.
Con un inicio remanente de la obra del aludido violinista italiano,‘Sopra Paganini’ del compositor español Andrés Lewin-Richter, tiene unos drones góticos construidos para asemejar la sensación de traer al presente el siglo XVIII y enfrentarnos con un viaje en el tiempo hacia el pasado y el futuro simultáneos. Con guiños a la armonía del Romanticismo musical enmarcada en la resonancia electrónica imperecedera.
La pieza ‘Azul’, de la compositora chilena Crishea Koyck, recuerda un canto marítimo que sucede en la intimidad de las cuevas submarinas y de cuyos versos apasionados apenas tenemos noticias a través del oído electrónico indiscreto. El viaje a través del agua, los movimientos de las criaturas que nos recuerdan a nosotros mismos pero queremos escucharles y conocerles. Son el reflejo de nuestro camino, el siguiente destino y el pasado que sigue presente.
La nostalgia invade la segunda pieza de Lewin-Richter, ‘Passacaglia’. El sonido nos deja flotando en la sensación de vacío tan específica de la manera en la que las emociones asientan el suelo interno desde el cual esperamos y esperamos. La pieza resuena con la iluminación anímica y el solitario recuerdo de la tristeza. El título juega con su definición de baile callejero para dejarnos en la calle oscura a expensas de nuestras emociones.
‘Carta de Chile,’ del compositor chileno Enrique Schadenberg, empieza con el sonido de unas hojas de papel siendo modificado, arrugado. En ese papel está plasmada la legalidad humana, sus sistema de reglas, tonalidades y armonías. El sonido de fondo pareciera la naturaleza que se desborda y quiere dominar los impulsos humanos y por un momento lo hace. Hacia la mitad de la pieza, los elementos humanos y los extrahumanos conviven en el mismo espacio sonoro obedeciendo a un orden del universo nuevo.
Del track que cierra el álbum, ‘Bajo el agua enterraron los muertos’ del también chileno Cristian López, se puede decir que es: granuloso. La sensación a tierra que se mezcla con el agua y la solemnidad del silencio que se les quiere imponer a los muertos llenan el espacio acústico. Sin embargo, cada muerto es un grito. La lluvia, que también intenta ahogar esos gritos, a la vez nos refuerza la esperanza en el renacer colectivo y nos recuerda que la vida es un ciclo.